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Autora invitada: La morocha viajera
Esta ciudad es la capital de la provincia canadiense que lleva su mismo nombre. Si bien no es una de las ciudades más grandes ni más importantes de Canada tal vez, sin duda es una de las más hermosas.
Su centro histórico fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985 y al dar un paseo por sus callecitas, no cabe duda el por qué.
Atravesar la Puerta de St Louis, que es la entrada a la parte histórica de la ciudad, es comenzar un viaje al pasado y a la Europa medieval. Toda su arquitectura tiene reminiscencias europeas con sus construcciones de piedra, calles de adoquines y pequeños negocios con mucho encanto francés. Además que sus habitantes hablan este idioma. Esta parte del país supo ser colonia francesa alguna vez y ellos siguen hablando en francés con total orgullo. Si bien por supuesto al ser una zona muy turística en la mayoría de los sitios no tendrán problema si hablan en inglés.
¿Qué ver por aquí?
Puerta de St Louis es buen comienzo. Esta ciudad supo estar amurallada, siendo la única construida de esta manera en America del Norte. La muralla se extiende por unos 5 kilometros y es una de las puertas de entrada a la ciudad vieja. A partir de allí nos encontraremos con hermosos edificios y pequeñas tiendas como sólo los europeos suelen tener.
Tressor Street: este callejón es un encanto de recorrer, con sus muchos artistas y sus cuadros decorando el lugar. Aquellos que conozcan París y la Sacre Couer, podrán notar sus semejanzas. Quienes se animen, podrán posar por unos minutos y llevarse un hermoso retrato dibujado a mano.
Chateu Frontenac: Este bello castillo, es uno de los hoteles más importantes e imponentes de la ciudad. Además de ser conocido como uno de los hoteles más fotografiados del mundo. Tiene una hermosa vista al río San Lorenzo. Desde allí podremos hacer una caminata por las Terrazas Dufferin y disfrutar de sus increíbles vistas. Allí también podremos comprar la entrada para subir al Viejo Funicular, uno de los atractivos de este lugar, que los llevará a la parte más baja de la ciudad.
Petit Champlain, es la parte baja de la ciudad antigua. Por sus calles encontrarán muchas pintorescas tiendas que los harán sentir en la Francia medieval. La parte alta, la Haute Ville se une a la baja a través de unas escaleras llamadas Breackneck steps, desde donde podremos apreciar este bello distrito comercial desde lo alto.
Rue du Petit Champlain, es un mural en esta zona que representa parte de la historia de la ciudad. Queda en Place Royal, otro encantador sitio para recorrer con muchos edificios de piedra y una bella iglesia, la Notredame des Victoires en una de sus esquinas.
Calles St Louis y St Jean, en estas callecitas empedradas encontrarán numerosos restaurantes donde disfrutar una rica cena, verán galerías de arte con obras tanto antiguas como modernas, y muchos lugares donde comprar souvenirs y recuerdos de la ciudad.
Basílica de Notredame, esta es la Iglesia más antigua de Canada y Estados Unidos. Fue construida en 1647 y sufrió varios incendios.
Además de estos maravillosos lugares, si van en verano al menos, en sus calles podrán ver muchos artistas, tanto músicos como malabaristas y algunos haciendo stand up, que le darán una magia especial a su visita.
Para recorrer estos lugares y conocer más de su historia, pueden tomar alguno de los tours a la gorra que se hacen, donde por unos pocos dólares los van a guiar por la ciudad, totalmente recomendable.
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