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Autor invitado: @gustavodonofrio
Hoy les contaremos la emocionante aventura recorriendo el impresionante desierto de Sonora, desde Phoenix hasta San Diego.
Partimos en un auto alquilado desde Phoenix, Arizona, con el sol del desierto brillando en lo alto. En menos de dos horas, ya nos encontrábamos transitando por la I-8 (la ruta Interestatal 8), en pleno corazón del desierto de Sonora. Desde el primer momento, se puede observar un impresionante paisaje árido y asombroso.
La ruta se extendía ante nosotros como una serpiente de asfalto, rodeada por kilómetros y kilómetros de arena dorada y cactus gigantes que parecían saludarnos a medida que avanzábamos. Esos cactus (llamados sahuaros), son los que podemos ver en muchas de las películas del Oeste, donde los cowboys recorren el desierto a caballo entre esa vegetación tan característica de esta zona. La inmensidad del desierto es simplemente abrumadora, y las montañas de fondo aportaban un toque majestuoso a la escena.
El calor del desierto era intenso, así que decidimos hacer una parada en el pueblo de Mohawk para disfrutar de una auténtica comida del suroeste.
Continuamos nuestro viaje por la ruta que subía y bajaba entre las colinas, donde la música country en la radio se fusionaba perfectamente con el espíritu del desierto. Hicimos varias paradas en los miradores para contemplar la inmensidad del paisaje, ya que iba cayendo el sol y la tarde se teñía con sus colores ocres y cada vista era más espectacular que la anterior.
A medida que nos acercábamos a la frontera con California, el desierto se tornaba más rocoso y salvaje.
Siguiendo la ruta –en perfecto estado y muy bien señalizada-, pasamos por Yuma, conocida por ser protagonista de varias novelas de western, y Calexico, donde la patrulla fronteriza nos detuvo para controles de rutina, ya que ese pueblo está pegado a la frontera con México.
Finalmente, llegamos a San Diego, con el océano Pacífico extendiéndose ante nosotros. Después de un largo día de viaje a través del desierto de Sonora, sentir la brisa marina y ver las olas romper en la costa fue como un regalo divino.
Este viaje a través del desierto de Sonora fue una experiencia inolvidable. La belleza, la diversidad y la inmensidad de este paisaje desértico son algo que nunca olvidaremos. Si están planeando un viaje desde Phoenix hasta San Diego, no duden en incluir esta ruta en su itinerario. ¡No se arrepentirán! El desierto de Sonora es un tesoro natural que todos deberíamos explorar al menos una vez en la vida.
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