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Cuando el coronavirus apareció en los mercados de Wuhan allá por diciembre, nadie pensó que muy poco tiempo después llegaría a Europa para cruzar fronteras hacia casi todos los países del mundo. Hoy en día está declarado como pandemia, gran parte del planeta está en cuarentena y nuestros viajes tuvieron que ser cancelados y/o reprogramados. Algunos tuvimos la suerte de estar en casa cuando todo esto sucedió, otros la poca fortuna de estar lejos de sus hogares y tener que buscar un vuelo de repatriación, y también otros que estaban de viaje pero decidieron hacer la cuarentena donde se encontraban. En este último grupo está la historia viajera que les queremos contar hoy.
Es una familia viajera de 4 (Facu, Flor, Tomy y Pau) que para cuando el coronavirus dijo presente, estaban a 1 mes de haber comenzado la vuelta al mundo soñada desde Barcelona, son argentinos pero viven en esa ciudad europea hace varios años.
El plan original de esa vuelta al mundo era recorrer Filipinas, Indonesia, Australia, Nueva Zelanda, Hawaii, crucero hasta Vancouver y empezar la costa oeste de EEUU hasta Los Ángeles para volver a Barcelona.
Pero el COVID-19 tenía otros planes para ellos… para el momento que declaran la pandemia y comienzan a cerrar fronteras estaban en Nueva Zelanda y luego de consultar con la Embajada de España en Wellington si era posible regresar a su hogar, descartaron la idea rápidamente por un motivo: la situación en Europa se complicaba cada vez más, los vuelos se cancelaban, los aeropuertos cerraban y el temor era quedar varados en un aeropuerto con dos chicos de 7 y 4 años sin poder salir. Otra idea que surgió era viajar a Auckland donde tenían visa de trabajo, pero también fue descartada así que solo quedaba una opción: contactar a una familia que conocieron hace 14 años en Nueva Zelanda y preguntarles si los podían ayudar. Les dejamos lo que nos compartieron:
“Hace 14 años habíamos venido a Nueva Zelanda con una visa de trabajo y vacaciones, por lo que trabajamos un tiempo en una granja con una familia hermosa e hicimos todo tipo de trabajos. Hacía muchos años que no teníamos contacto con ellos, pero decidimos tantear si había alguna posibilidad de que nos den una mano en esta situación. Ellos eran nuestro plan A, B, C y D, nos llegaban a decir que no y no hubiésemos sabido qué hacer.
Por suerte nos dijeron que vengamos para su granja, que ni lo dudaramos, en ese momento no nos cabía la felicidad, y más con la pandemia que estaba cayendo en el mundo, no veíamos lugar mejor para pasar estos días que una granja en NZ, alejados de todo.
Entonces llegamos con nuestros hijos a la granja donde en su momento vacunamos ovejas, hicimos huertos y muchas cosas más de campo. Hermoso mostrarles a ellos el lugar donde trabajaron sus padres y ver hoy cómo ellos están disfrutando de la Naturaleza y de una vida que no están acostumbrados como es la del campo. Al final creemos que no podríamos haber terminado de mejor forma el viaje y como de una situación complicada por suerte pudimos sacar algo hermoso.”
Nos gustaría quedarnos con la última frase, sacar algo hermoso de situaciones complicadas en las que no podemos hacer mucho para cambiarlas. Y su historia fue un poco la que nos inspiró a compartirla con ustedes, pueden ver cómo están pasando su cuarentena en la granja en su cuenta de Instagram.
Creemos que el coronavirus, a pesar de todo, tiene dando vueltas por el mundo muchas otras historias viajeras similares a las de Flor y su familia. Si conocen alguna, los invitamos a que dejen la info en los comentarios para contactarlos. Nos gustaría compartir buenas historias también, esperamos que ustedes quieren leerlas…
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